En el deporte profesional hay una frase recurrente que se utiliza en innumerables ocasiones para definir un golpe de suerte asociado a un deportista o a un equipo que está atravesando una fase ganadora.
Eso es lo que han tenido los Dallas Mavericks de Dirk Nowitzki: la suerte del campeón. Los recientes campeones han tenido uno de esos golpes de suerte inesperado en el último draft de la NBA.
Porqué así se puede llamar al hecho de que el vigente campeón de la competición consiga a cambio de las elecciones números 26º y 57º de un draft supuestamente bajo en calidad, los servicios de un jugador campeón del mundo y de Europa con su selección, con experiencia de tres temporadas en la NBA y en la plenitud de su carrera, ya que tan sólo tiene 26 años.
Sí es cierto que es una gran noticia para Rudy Fernández haber sido traspasado a un equipo como Dallas Mavericks. Tan cierto como que es el equipo de Mark Cuban el gran beneficiado de esta operación, más incluso que el propio jugador.
Después de haberlo pasado mal en su estancia en Portland, especialmente en los dos últimos años, precisamente ahora se abría ante él el final del túnel. Sólo le quedaba un año de contrato y era consciente de que la posibilidad de ser traspasado era muy real. Podría recalar en un proyecto interesante deportivamente hablando (como así ha sido) o en un equipo donde no le interesara jugar y con quién podría negociar un “buyout” para volverse a Europa, donde grandes equipos le estaban esperando con los brazos abiertos. Su futuro inmediato podía tener varias vertientes, pero cualquiera de ellas parecía mejorar lo presente.
Para los Mavericks sin embargo, este movimiento ha sido un regalo del cielo. Consiguen un jugador con muchísimo potencial para la posición de escolta, la menos definida del equipo, a cambio de muy poco. El jugador español es muy buen tirador de larga distancia, como ha acreditado en sus años en Portland, pero es mucho más que eso.
Un jugador que ha sido mejor recuperador y mejor defensor en la ACB, incluído en el mejor quinteto de esa competición y siendo mejor anotador de la misma, que ha sido galardonado como MVP en varias competiciones en Europa y que ha sido estos últimos años uno de los máximos exponentes de la Selección Española ganando medallas en todas las competiciones que han disputado, no puede ser encasillado como un mero triplista como le ha pasado con Nate McMillan.
Dallas va a tener en Rudy un jugador que le puede ofrecer tiro exterior, defensa en la línea de pase del perímetro, asistencias, penetraciones en la zona, rebote en la posición de escolta, manejo de balón, intensidad, y sobre todo conocimiento del juego. Y no está nada mal apuntalar un equipo campeón con un jugador acostumbrado a jugar al máximo nivel y con la experiencia que atesora el ex-jugador de la Penya.
Parece evidente que puede ser un jugador que se entienda a la perfección con los Jason Kidd, Jason Terry, Dirk Nowitzki y compañía, en un equipo bastante acostumbrado a trabajar con jugadores no estadounidenses y abiertos a otro tipo de baloncesto.
Además, con el poco salario que cobra el jugador español, debido a que está todavía en su último año de contrato “rookie”, los mavericks pueden pensar en la renovación de DeShawn Stevenson o de J.J. Barea, en función de lo que más les convenga para completar el equipo, teniendo en cuenta también la aportación de hombres como Beaubois o Caron Butler.
Los actuales campeones con este movimiento han rejuvenecido el equipo, pero no con dos jóvenes inexpertos provenientes de la NCAA que habrían tardado años en aportar al equipo, sino con un jugadorazo como nuestro Rudy Fernández que a poco que le den confianza y minutos, les pondrá a estos mavericks la etiqueta de haber sido la franquicia que consiguió el mayor robo del draft 2011.